Desde hace ya varias décadas, la ciencia política ha seguido con detalle los mecanismos y las formas en que una sociedad transita de un régimen político a otro en un periodo de tiempo determinado. Dicho interés ha sido considerablemente mayor en cuanto al estudio de las transiciones hacia la democracia1.

Si bien en un principio las tesis institucionalistas gozaron de un relativo éxito dentro de la disciplina, tiempo después las explicaciones basadas en la correlación entre el desarrollo económico, la cultura política y la vida en democracia se convirtieron en el camino a seguir para la mayoría de los politólogos. A partir de los años setenta, con la llegada de la tercera ola de democratización, un cambio de paradigma logró imponerse dentro de los estudios sobre las transiciones por medio de una perspectiva estratégica, la cual se concentra específicamente en las decisiones tomadas por los actores políticos. De esta manera, el análisis de la actuación de las elites políticas se convirtió en el factor explicativo de mayor relevancia.

Pese a que varios países transitaron del autoritarismo a la democracia en diversas regiones del mundo -de Europa del este a Sudamérica, del África occidental al sudeste asiático-, la transición española se ha convertido con el tiempo en el caso emblemático de un cambio político-institucional exitoso y muy probablemente en el ejemplo más estudiado por los politólogos 2.

A pesar del desarrollo de la denominada transitología, distintas voces se han unido para criticar la manera en que la ciencia política ha dejado de lado diversos aspectos de la vida en sociedad que pudieran participar dentro de las dinámicas propias de un cambio de régimen. En efecto, más allá de las negociaciones y de los pactos entre los líderes políticos, existen otros actores capaces de expresarse durante este periodo de incesante transformación así como otros escenarios susceptibles de recibir y proyectar todo un conjunto de mensajes políticos. Uno de los espacios capaces justamente de elaborar y de hacer circular ideas políticas es la esfera artística. Específicamente, nuestro interés gira en torno al espacio cinematográfico como lugar de inscripción de lo político dentro de una transición democrática.

Al efectuar un recorrido de la producción cinematográfica española de los años de la transición, así como al realizar una búsqueda historiográfica detallada dentro de varias disciplinas –como es el caso de los estudios cinematográficos, la historia, la sociología, los cultural studies y la ciencia política-, podemos percatarnos que, en efecto, existieron lazos significativos entre el séptimo arte y la esfera política de aquel periodo. Desde la opinión de un politólogo, dicha relación obedece a la voluntad de entablar un diálogo político más allá del radio de acción de las elites políticas tradicionales, a través de una innovación discursiva por medio de la cámara. La presencia de una serie de opiniones y de mensajes políticos dentro de varias de las cintas del cine español de la transición obedece al deseo de algunos directores españoles por participar dentro de las discusiones en torno al pasado, presente y futuro de la vida política del país.

Aspectos como la politización del documental español de la transición, la presencia de una “comedia progresista”, la estrecha relación entre el Partido comunista de España y algunos de los personajes más importantes del medio cinematográfico, el desarrollo del denominado “Cine de las Autonomías”, los cambios dentro de los aparatos de la censura fílmica, entre otros puntos, sirven a dar cuenta de los vínculos desarrollados entre la política y el celuloide de aquel periodo. El principal objetivo de este artículo es analizar detenidamente dos puntos significativos del cine de la transición. Nos referimos específicamente al desarrollo de un lenguaje político a través del denominado “cine metafórico” y al uso de la pantalla grande como elemento de reinterpretación histórica. Estos dos aspectos sirven, por una parte, a subrayar la politización del séptimo arte español, transformándose éste en un espacio efectivo de participación política, y por la otra, a mostrar de qué manera la transitología puede incorporar otras dimensiones de análisis con el fin de efectuar un estudio más completo de todo lo que involucra un cambio de régimen, más allá de las decisiones de los actores tradicionales y tomando en cuenta la extensa variedad de lenguajes ciudadanos dentro de un proceso de transformación político-institucional. En primer término, comentaremos brevemente los vínculos en la ciencia política entre el mundo cinematográfico y los estudios sobre la transición. En segundo lugar, explicaremos las dimensiones políticas del “cine metafórico” para pasar enseguida a un análisis del celuloide como espacio de reinterpretación histórica. Finalmente, comentaremos la importancia para los politólogos de tomar en cuenta éstas y otras líneas de investigación, así como de otros objetos políticos tradicionalmente dejados de lado por la disciplina con el fin de enriquecer significativamente las explicaciones sobre las sociedades afectadas por una transición político-institucional.

 

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Este artículo está basado en algunos puntos de la tesis doctoral defendida recientemente bajo el título: Art et changement politique: le cinéma dans la transition démocratique espagnole. Mi especial agradecimiento a Vicente Molina Foix, Manuel Gutiérrez Aragón, José María Caparrós Lera, José Enrique Monterde, Manuel Trenzado y Pedro Olea, quienes me auxiliaron desinteresadamente durante mi estancia de investigación en suelo español.

1. Para una explicación detallada sobre las formas de estudio de las transiciones democráticas, consultar: Guilhot, Nicolas, et Schmitter, Philippe, «De la transition à la consolidation. Une lecture rétrospective des democratization studies», Revue Française de Science Politique, Vol. 50, N. 4-5, (août-octobre 2000), p. 615-631.

2. Béatrice Bazzana comenta incluso que la expresión “transición democrática” comenzó a emplearse en base al caso español. Bazzana, Béatrice, «Le “modèle” espagnol de transition et ses usages actuels » en Jaffrelot, Christophe (dir.), Démocraties d’ailleurs, (Paris: Éditions Karthala, 2000), p. 344.