Félix
es un joven solitario, callado, gris, un chico aburrido, sin ideales
ni ideología. Es un joven más. Tiene alquilada una habitación
en la casa de Diana y María y, sorprendentemente, siempre tiene
mucha ropa. Está enamorado de la joven aunque parece que ella
no le hace mucho caso. Cuando descubre que tiene que torturarla la convence
para que delate a alguien. María tarda en darse cuenta de que
él es uno de sus torturadores. Félix consigue que confie
en él pues es lo único que tiene allí dentro. Félix
le explica a María que pasó mucha hambre y que no quiere
volver a padecerla. Deja entreveer que si llegaran los comunistas al
poder él volvería a vivir en la miseria.
Félix cuida a María todo lo que puede. Le sirve bebida,
comida, le compra flores. Se desespera cuando sabe que ha querido escaparse
porque también tiene miedo de quedarse solo. La invita a salir
una noche. Caminan por las calles. Después van a un hotel. María
no quiere volver al Garage pero él la obliga.
El
Garage Olimpo es uno de tantos sótanos que se usan para interrogar
y torturar a los posibles activistas que luchan contra la dictadura
militar. Los detenidos han de trabajar arreglando y limpiando los coches
de sus torturadores. A menudo, una hilera de encarcelados, procesados
por el Ejecutivo, es vacunada y trasladada, dicen, a otra prisión
donde podrán ver a sus familiares. Se oye, también, llorar
a unos niños. Los empleados del Garage trabajan con normalidad:
marcan a la hora de entrar, como en cualquier empresa. Juegan al ping-pong
en las horas muertas. También estan presentes las delaciones
para no ser torturado, el suicidio, la apropiación de bienes
de los detenidos.