Fue
sustituído por el régimen militar del general A. Lanusse.
Tomó el poder en marzo de 1971 y proclamó su intención
de restaurar la democracia constitucional en el año 1973 y permitir
el reestablecimiento de los partidos políticos, incluyendo el
peronista. En las elecciones de marzo de 1973, los candidatos peronistas
ganaron y en junio Perón fue invitado a regresar a la Argentina.
En octubre, en una elección especial, fue elegido Presidente.
Incapaz de enfrentar la crisis económica y política adoptó
una postura abiertamente conservadora y reprimió la izquierda
de su propio movimiento.
A
la muerte de Perón en 1974, su esposa M. Estela Martínez
se convirtió en Presidenta de la República. Su falta de
formación política facilitó el ascenso de López
Rega, personaje corrupto y vinculado a actividades parapoliciales. Podemos
afirmar la existencia de terrorismo de estado por la práctica
habitual de detenciones ilegales. Decenas de miles de argentinos se
exiliaron
Cuando
se produjo el golpe de 1976 más de 500 oficiales superiores argentinos
se habían graduado en academias militares estadounidenses. El
estado de guerra permanente contra el comunismo, que amenazaba el planeta
según el gobierno norteamericano, hacía librar una guerra
global contra la izquierda subversiva en los países occidentales.
Con la excusa de "salvar a la patria" de la guerrilla y la
crisis económica, el 24 de marzo de 1976, los militares, en un
espectacular desplegamiento de helicópteros sobre la Casa Rosada,
arrestaron a la presidenta y la relevaron de sus funciones. La nueva
Junta Militar estaba formada por los generales Videla, Agosti i Massera.
Con su proyecto totalitario y mesiánico, suspendieron el Congreso
y dejaron el poder legislativo en manos de una comisión de nueve
hombres. El gobierno se llenó de militares. Prohibieron los partidos
y organizaciones sociales y sindicales, instauraron la censura de prensa
y la represión política. Capturaron, torturaron y asesinaron
a los supuestos opositores. De estos últimos hechos trata Garage
Olimpo. En nombre de la guerra contra la subversión hicieron
desaparecer a unas 30.000 personas. Muchas hicieron su último
viaje en aviones militares argentinos, (los conocidos como "vuelos
de la muerte") desde donde eran lanzados, previamente narcotizados,
al mar.