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El estallido de la Guerra Civil española

La sublevación militar contra la República, iniciada en Marruecos el 17 de julio de 1936, le sorprendió a Luis Buñuel en Madrid. Buñuel tenía previsto por aquellas fechas comprar el antiguo monasterio de Las Batuecas –que incluía el con­vento, los huertos, ermitas, manantiales de aguas medicinales, etc.– por 150.000 pesetas. Este monasterio lo había descubierto durante el rodaje del documental Tierra sin pan (1933 ). El 14 de julio fue a Salamanca para cerrar el trato con el propietario. Regresó a la capital española para que su madre le diera el dinero cuando se produjo la rebelión militar. Cuando se planificó el golpe militar contra la República se determinó que la represión contra la población civil tenía que ser muy dura. El general Emilio Mola en las instrucciones redactadas en abril de 1936 especificaba la necesidad del terror político: “Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta, para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego, serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al Movimiento, aplicándose castigos ejemplares a dichos individuos, para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas” 1. El general Francisco Franco también comprendía por instinto el uso de la violencia. El periodista norteamericano Jay Allen entrevistó a Franco el 27 de julio. Al preguntarle cuanto duraría la violencia una vez había fracasado el golpe el militar respondió “Salvaré a España del marxismo a cualquier precio”. Allen puntualizó “¿Significa eso que tendrá que matar a media España?” a lo que el entrevistado dijo “Le repito, a cualquier precio” 2.

En sus memorias, el propio protagonista afirmó que "si hubiera comprado Batuecas y la guerra me hubiera sorprendido en Salamanca, una de las primeras ciudades que cayó en poder de los fascistas, es probable que me hubieran fusilado inmediatamente" 3 . Esta claro que al escribir esta frase recordaría lo que le sucedió a Federico García Lorca y a Juan Piqueras Martínez. Precisamente, Buñuel aconsejó a su amigo poeta, pocos días antes del inicio del conflicto fratri­cida, que, debido a la agitación social que vivía el país, no regresara a su Granada natal ya que en Madrid estaría mejor.

El crítico cinematográfico Juan Piqueras Martínez, miembro del Partido Comunista de España (PCE), era amigo de Luis Buñuel. Piqueras viajaba a mediados de julio de 1936 en tren desde Francia a Oviedo. Debido a una úlcera de estómago que le provocó un vómito de sangre interrumpió el viaje y se instaló en Venta de Baños (Palencia) donde le sorprendió el inicio de la guerra. Fue detenido y fusilado el día 28. Entre la documentación que se le incautó había dos cartas: una escrita por él mismo en París a Luis Buñuel, con fecha del 13 de noviembre de 1935, y otra de Antonio del Amo, militante del PCE, fechada el 16 de julio de 1936. En la primera, Piqueras le comenta que ha convivido con obreros emigrados tras la revolución de octubre de 1934 y que una empresa francesa está interesada por las películas El perro andaluz, La edad de oro y Tierra sin pan. La carta finaliza con saludos “a todos los amigos y camaradas” 4.

En la carta que del Amo escribe a Piqueras, el primero le explica que tras enterarse de su enfermedad lo primero que hizo “fue llamar a Buñuel por teléfono, que era el que me podía prestar ayuda con su coche ya que yo no podía salir para Venta de Baños sin dinero. Buñuel me tranquilizó. Me dijo que tú habías escrito a Urgoiti (empresario cinematográfico) comunicándole tu mejoría. En fin, te puso un telegrama, que supongo habrás recibido, porque Buñuel me aconsejó que no debíamos ir a Venta de Baños sin que tu nos comunicases la necesidad que había de ello... Estoy absolutamente a tu disposición para ir a Venta de Baños en el coche de Buñuel o donde sea, cuando tú lo digas. Ánimo. Abrazos fuertes de tu querido camarada” 5 .

A pesar de que Buñuel se adhiere al Partido Comunista de España en 1932, sobre sus actividades políticas durante los años treinta, el propio director se mostró muy reacio a hablar cuando le preguntaban sobre este tema 6 . De todas formas, Luis Buñuel participó, desde la sombra, en diversas acciones políticas relacionadas con el movimiento comunista. Por ejemplo, poco después de que su mujer e hijo se fueran a Francia en el verano de 1936, Buñuel firmó en el verano de 1936 el manifiesto de adhesión a la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura 7 . Conviene recordar que esta organización fue creada, en abril de ese año, con la finalidad de agrupar a los intelectuales afines al Frente Popular y que nació por inspiración del PCE. Su fundación se debe al I Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura, celebrado en París en julio de 1935 por iniciativa comunista.

En cualquier caso, Luis Buñuel, el autor que había propuesto la subversión en filmes como L'Âge d'or (1930) confesaba que el caos de los primeros meses de guerra en la zona republicana le repugnaba. Al respecto escribió, como prueba de su carácter contradictorio, rememorando aquel tiempo: "En mí, como siempre, luchaban la atracción teórica y sentimental hacia el desorden y la necesidad fundamental de orden y paz" 8 . Asimismo, el realizador aragonés consiguió salvar la vida a José Luis Sáenz de Heredia, arrestado a causa de ser primo carnal del fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera. Luis Buñuel conoció a José Luis Sáenz de Heredia en 1935 cuando ambos trabajaban en la compañía cinematográfica Filmófono. Buñuel supervisaba la producción de una serie de películas comerciales. Aunque en los créditos de los filmes el nombre del director aragonés nunca apareció escrito, está comprobado que los ro­dajes los controlaba él realizando varias funciones: supervisar el guión, el trabajo en el estudio, el registro sonoro, que la producción se atuviese al presupuesto... e incluso dirigir alguna escena. Las películas en las que "participó" fueron: Don Quintín el amargao (dir. Luis Marquina, 1935), La hija de Juan Simón (dir. José Luis Sáenz de Heredia y [sin acreditar] Nemesio M. Sobrevila, 1935), ¿Quién me quiere a mí? (dir. José Luis Sáenz de Heredia, 1936), ¡Centinela, alerta! (dir. [sin acreditar] Jean Grémillon, 1936).

Buñuel no llegó a poner los pies en una trinchera, porque a finales de septiembre de 1936 fue citado en Ginebra por el ministro de Estado, Julio Álvarez del Vayo. Éste le aconsejó que fuera a París a ponerse a las órdenes del nuevo embajador en la capital francesa, Luis Araquistain. Fue enviado como agregado cultural a la Em­bajada española en París. Luis Buñuel se trasladó a la Embajada española en París como agregado cultural. Asimismo, se encargó de todas las actividades relacionadas con el cine 9 .

Al comienzo de la guerra, la información y propaganda cinematográfica del Gobierno de la República dependían de una Sección de Propaganda incluida en el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. A finales de 1936, el Gobierno republicano difundió la idea de crear un ejército regular con un mando único –el Ejército Popular–. Para ello necesitaba concentrar el máximo de poder para reforzar su autoridad. Esta idea se difundió a través de todos los medios, entre ellos el cine. Una prueba es el documental Todo el poder para el Gobierno (1937), producido por el Ministerio de Propaganda –creado en enero de ese año–, sobre la manifestación celebrada en Valencia, el 14 de febrero, en apoyo de la política de reorganización practicada por las autoridades gubernamentales: movilización general, depuración de mandos militares y orden social dirigido por el Gobierno. Este Ministerio tenía a su cargo todos los servicios de publicidad, infor­mación y propaganda tanto en España como en el extranjero, disponiendo para ello de dife­rentes medios de difusión, entre ellos el cine. Tras la caída del Francisco Largo Caballero –mayo de 1937– se fundó una Subsecretaría de Propaganda, dependiente del Ministerio de Estado, donde se incluyó el cine. Por primera vez en los conflictos bélicos del siglo XX, la cultura de la imagen jugó un papel so­bresaliente en la Guerra Civil española. El bando republicano se mostró más innovador y consciente del papel propagandístico del cine. La guerra española representó una feroz lucha ideológica entre los republi­canos y los nacionales. El Cine fue utilizado como arma política y de propaganda bélica aprovechando los tres elementos que ofrece: la imagen, el texto verbal y la música.

 

 

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NOTAS Y REFERENCIAS

 

1 IRIBARREN, J.M. Con el general Mola: escenas y aspectos inéditos de la guerra civil . Zaragoza: Libreria General, 1937, p. 47.

2The News Chronicle (29 de julio-1 de agosto de 1936).

3 BUÑUEL, L. Mi último suspiro . Barcelona: Plaza & Janés, 1982, p. 139.

4 Archivo General de la Guerra Civil Española de Salamanca (AGGCE), Político Social, Bilbao, Caja 30, Expediente 6, nº 17. Este documento, como todos los relacionados con Luis Buñuel en este archivo, me han sido facilitados por el investigador Policarpo Sánchez, cuya cordialidad agradezco.

5 AGGCE, Político Social, Bilbao, Caja 30, Expediente 6, nº 25.

6 PÉREZ TURRENT, T. y COLINA, J. Buñuel por Buñuel. Madrid: Plot Ediciones, 1993, p. 40.

7Verdad , nº 2, 1/8/1936, p. 2 y Frente Rojo , nº 343, 1/3/1938, p. 10. Información recogida en la ficha de Luis Buñuel, elaborada por el personal de la Delegación del Estado para la Recuperación de Documentos, depositada en el AGGCE, Fichero General Político Social.

8 BUÑUEL. L. Op. cit ., p 150.

9 Telegrama de la Embajada española en París al Ministro de Estado, fechado el 4 de julio de 1937. AGGCE, Político Social, Madrid, Caja 2760.