Profesor de Filosofía en la Universidad Newcastle, en Australia, y autor anteriormente del ensayo Foucault and Social Dialogue (Londres: Routledge, 1998), en La filosofía va al cine. Una introducción a la filosofía, Christopher Falzon relaciona el pensamiento filosófico de autores como Platón, Descartes, Kant, Marx, Marcuse o el propio Foucault, con problemáticas y situaciones planteadas en películas de ficción. Tomando una clara vocación pedagógica como punto de partida, el autor va desgranando a lo largo de la obra algunos de los temas centrales de la historia de la filosofía. Los seis capítulos que integran el libro llevan por título: Sombras y espectáculo: Platón y el cine (teoría del conocimiento); Dos veces yo. El yo y la identidad personal (psicología); Delitos y faltas. La filosofía moral (ética); Antz/Hormigaz (filosofía social y política); Tiempos modernos (sociedad, técnica y tecnología), y El Santo Grial (pensamiento crítico).

El planteamiento de la obra propuesto por Falzon coincide no sólo en los temas tratados, sino incluso en algunos de los films analizados con otros autores que en la última década se han acercado al cine de la mano de la filosofía. O al más bien al contrario, que han propuesto un acercamiento a la historia de la filosofía partiendo del análisis de películas. Así encontramos libros y autores como Filosofía i cinema, del colectivo “Grup Embolic” (València: La Magrana, 1995), que puede considerarse como pionero en esta corriente; Cine: cien años de filosofía , de Julio Cabrera (Barcelona: Gedisa, 1999), una de las propuestas más serias en este campo; o Lo que Sócrates diría a Woody Allen (Madrid: Espasa Calpe, 2003), el más reciente, publicado por Juan Antonio Rivera y galardonado con el Premio Espasa de ensayo de ese año, y que ya comentamos en estas páginas.

En este sentido, La filosofía va al cine. Una introducción a la filosofía no es un libro que aporte prácticamente ningún enfoque filosófico o cinematográfico radicalmente novedoso con respecto a las anteriores obras citadas. La principal variación puede estribar en la atención que el autor presta a filósofos como Marcuse y Foucault, pues por lo que respecta a Platón –y a su “cinematográfico” mito de la caverna –, a Descartes, Kant o Marx, ya habían sido asimismo abordados por los autores anteriores. En cuanto a los films tratados en el libro, tanto El nombre de la rosa, de Jean-Jacques Annaud, Delitos y faltas , de Woody Allen, como Desafío total , de Paul Verhoeven y Matrix, de Andy y Larry Wachowski, por citar sólo algunos, han sido también analizados en alguna –o en varias– de las obras precedentes. No obstante, Falzon hace uso de un mayor número de películas, hasta llegar a un total de 178.

En favor del autor cabe decir, asimismo, que aunque la traducción de su libro al castellano se haya producido recientemente, el original en inglés data del año 2002, siendo por lo tanto anterior a la obra de J. A. Rivera. Así que, en todo caso, es este último el que ha podido tener la oportunidad de conocer previamente el libro de Christopher Falzon, y no viceversa. Sea como fuere, en el haber del filósofo australiano cabe también incluir una exposición fluida y lúcida de las cuestiones filosóficas planteadas –lo cual no es poco–, así como una cierta habilidad a la hora de entrelazarlas con los films. De todos modos, en algunos pasajes los filósofos y los títulos de las películas quizás se agolpan excesivamente, no dando tiempo al lector a razonar si realmente el tema tratado en éstas tiene algo que ver con el pensamiento del filósofo en cuestión o no.

 

Especialmente interesantes resultan las abundantes referencias a Michel Foucault aparecidas a partir de la segunda mitad del libro, pues en base a ellas el autor demuestra su dominio de la obra y el pensamiento de este filósofo francés, al que, como ya se ha dicho al principio, Falzon había dedicado un ensayo en 1998. También el pensador de la Escuela de Frankfurt Herbert Marcuse recibe un tratamiento original, por lo que se refiere a la, podría llamarse, hasta hoy prácticamente ignorada dimensión cinematográfica de su pensamiento.

En cuanto a los films tratados en mayor profundidad, en principio resulta sugerente el acercamiento del autor a la película de animación Antz/Hormigaz, de Eric Darnell y Tim Johnson, ya que consigue extraer de ella buena parte del contenido político subyacente, relacionándolo con obras de la historia del pensamiento tan notables como La República de Platón, el Leviathán de Thomas Hobbes o el Segundo Tratado de Gobierno de John Locke. Pero Falzon no se detiene aquí, sino que en el mismo capítulo continúa estableciendo relaciones entre el film y la teoría política de otros autores como John Stuart Mill, Karl Marx, Inmanuel Kant, Isahia Berlin, etc.

Como puede adivinarse por la sobreabundancia de nombres, tal vez sea aquí donde radica uno de los puntos más débiles de la propuesta pedagógica de Christopher Falzon y su libro La filosofía va al cine. Una introducción a la filosofía. Como dijo un día el especialista español en Hegel, José María Ripalda, "en lo que a filosofía se refiere, más vale comer poco, despacio y digerir bien, que comer mucho, deprisa y empacharse".

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