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La
ironía discernible en estas palabras sirve para acentuar el
hecho de que el cura se dé cuenta de que "esta misión"
tiene que ser iniciada por él mismo. Se convierte el viaje
en una búsqueda desesperada, en un camino sin retorno. El cura
lee la sociedad donde debe moverse como un texto indescifrable, donde
las "señales" le caerán en sus manos por pura
casualidad. En este sentido, Álex de la Iglesia subvierte la
figura del cura de las películas tradicionales sobre el Anticristo
y lo convierte en el antihéroe: una figura que funciona prosaicamente
porque la sociedad está en degeneración. Es un cura
diferente, es una figura inepta, incluso tonta en el mundo real, en
la cultura popular donde la acción transcurre. Todos sus descubrimientos
suceden por casualidad y será gracias a la figura del profesor
Cavan, un personaje fraudulento y manipulador, que descubra el lugar
y toda la información necesaria para acabar con el Anticristo,
porque, de hecho, el Anticristo representa el fraude sobre la humanidad.