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La estilística del film presenta un modelo mental tridimensional realista. La información espacial es transmitida por la cámara narrativa en lo que llamamos "una intrusión de lo real".

Secuencia 4 TV. Imágenes del telediario.
En algunas televisiones de un escaparate vemos un telediario con unas imágenes de una gente retirando un cadáver humeante. Vemos también una pintada frente al cadáver en la que se puede leer las palabras "limpia Madrid", y a una presentadora sobreimpresionada en la imagen que habla del tema.

 

Secuencia 5b. Calle marroquíes.
Al pasar por una calle, un grupo de marroquíes que andaban cerca suyo son lanzados contra la pared por parte de la policía y registrados violentamente. El cura lo observa todo como si fuese un espectáculo.

Se produce una yuxtaposición de lo real en el espacio de la realidad del texto fílmico. Esta estrategia proyecta una realidad familiar al espectador consiguiendo un efecto de identificación. Por tanto, se obtiene una participación en la acción del film por parte del espectador. Es una estrategia importante en el género de terror, ya que la intención es proyectar al espectador ese miedo, jugar con sus fobias y tabúes, y hacerle partícipe involuntario de la acción narrativa.

El texto fílmico de El día de la bestia utiliza el humor como instrumento principal de ataque contra los convencionalismos, como constante en secuencias de terror y violencia extrema. Como resultado, el humor atenúa el grado de crueldad y violencia que estas imágenes poseen, por lo tanto, es más factible que la audiencia las acepte, pero a la vez es lo suficientemente maléfico como para intrigar y desconcertar a la audiencia.

Secuencia 66. Calle centro comercial
Nos encontramos cerca de unos grandes almacenes, en el centro de Madrid. Vemos a los tres Reyes Magos recibiendo a los niños en una plataforma que han montado a las puertas del centro comercial. El cura ve como el conferenciante se pierde entre el gentío que entra y sale de la tienda. José María busca al cura. Los policías les buscan a los dos.
El cura intenta localizar al conferenciante. Lo ha perdido. Casi llora de rabia. Sube al puesto de los Reyes Magos para localizarle. José María le ve subir y se dirige hacia allí. Los niños y las madres están encantados con este nuevo personaje. Los policías ven al cura. Se acercan a la plataforma.
José María ve a la policía. Con la recortada dispara al aire. Los niños y las madres huyen gritando, dejando paso libre a José María y dificultando la puntería a los policías.
El cura ve de lejos al conferenciante. José María se lanza en plancha para sacar al cura de la plataforma. Los policías yerran el tiro y acribillan a los Reyes Magos.

Álex de la Iglesia comentaba en un entrevista que "el terror, lo inquietante, siempre se presenta con más fuerza si está dibujado sobre un fondo humorístico, porque es absurdo y divertido, pero también angustiante".

Este viaje alucinante en busca del Anticristo se inicia con la llegada del cura a Madrid. En la secuencia 2 de la parada del autobús podemos ver ya parte de los elementos que forman el conjunto de la simbología social del espacio diegético que muestra la cámara narrativa:

Vemos a un macho cabrío cubriendo la pantalla. Oímos una extraña música de trompeta, acompañada de un órgano casiotone amplificado. Es un villancico. Se abre el plano y descubrimos al animal sobre una silla. A su lado, un gitano con una vara hace que el macho cabrío baile en la silla. Una mujer embarazada toca la trompeta.
Al fondo vemos llegar un autobús. Se para. De entre la gente sale el cura. Cruza la calle, fijándose de reojo en los músicos. Al fondo vemos las enormes torres Kio.
Gitana: "Una limosnita padre, por el amor de Dios, que es para el niño".

El cura acaba de encontrar lo que está buscando: las personas y el lugar del nacimiento del Anticristo, pero no lo sabe todavía. Es el inicio de un círculo de aventuras terroríficas y de encuentros sangrientos que se cerrará horas más tarde en el mismo lugar, pero de forma muy diferente. Paralelamente empieza la interacción del padre Berriatúa con un mundo real, y en concreto con la cultura popular underground y su consecuente frustración por no saber leer los símbolos de este universo, donde debe actuar.

"Estoy buscando un mensaje, una señal" es la frase que mejor puede resumir el estado de angustia del cura Ángel Berriatúa. La película, en este sentido, puede explorarse como la descripción metafórica de un camino incierto y desconcertante, pero que debe llegar a un lugar de destino concreto. A diferencia de la leyenda de los tres Reyes Magos, estos tres nuevos forzados-héroes son guiados no mediante la tradicional estrella navideña en el cielo, sino a través de una estrategia simbólica más terrenal, reflejada en unos elementos de una realidad social de masas.

Secuencia 71 (al final)
El cura mira a su alrededor. Lee en la parada de autobús un cartel publicitario luminoso del canal vía satélite de Canal+: "Por fin el cielo le envía la señal que tanto estaba esperando".

Secuencia 72
Frente a la parada de autobús, en la otra acera, hay un tipo harapiento tirado en el suelo. Los del Toyota se bajan del coche y se acercan a él. Uno lleva un bate de béisbol; otro un bote de gasolina. Comienzan a zarandearle. Uno de ellos vigila mientras los demás le muelen a palos. El cura observa la escena aterrado. Los asaltantes derraman la lata de gasolina sobre el pobre y le prenden fuego. Uno de ellos hace una pintada con un spray: "LIMPIA MADRID". Se montan en el coche y desaparecen.
El tipo en llamas cruza la carretera y se derrumba a escasos centímetros de donde se encuentra el cura. Bajo la multitud de prendas que todavía arden el cura descubre una camiseta de Satánica. Busca en sus propios bolsillos y saca la entrada del concierto con la dirección de la pensión. Le da la vuelta y lee: "SATANNICA EN CONCIERTO. Día 24. 22:00. SALA INFIERNO".

Por tanto, el "feliz" desenlace de la historia (que no se acabe el mundo tal y como lo conocemos) depende de la interpretación correcta de una representación figurativa de conceptos/objetos no expresados en palabras, sino que traducidos en imágenes visuales. Por ejemplo, la narración se inicia con la revelación a otro sacerdote del descubrimiento del cura. La acción acontece un el interior de un monasterio. El protagonista, el cura, debe aprender a partir de este momento a "descifrar" la futura simbología "terrenal" que se le presente:

SACERDOTE: "Quiero que recuerdes esto: nuestro enemigo es poderoso. Acabará con nosotros al menor descuido. Es posible que haya escuchado esta conversación".

CURA: "Dios Santo! Padre, podremos soportar esta cruz?"

SACERDOTE: "Sí, si nos mantenemos unidos, lo conseguiremos. Con la ayuda de Dios".
Avanzan por el pasillo central. De pronto al cura se le caen los papeles al suelo. Se agacha para recogerlos. En ese instante vemos como saltan los tornillos que sostienen la gigantesca cruz. El crucifijo se cae con todo su peso sobre el sacerdote anciano, aplastándole. El cura se incorpora con los papeles en la mano, ileso tan solo por unos escasos centímetros.

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