Secuencia
66. Calle centro comercial
Nos encontramos cerca de unos grandes almacenes, en el centro de Madrid.
Vemos a los tres Reyes Magos recibiendo a los niños en una
plataforma que han montado a las puertas del centro comercial. El
cura ve como el conferenciante se pierde entre el gentío que
entra y sale de la tienda. José María busca al cura.
Los policías les buscan a los dos.
El cura intenta localizar al conferenciante. Lo ha perdido. Casi llora
de rabia. Sube al puesto de los Reyes Magos para localizarle. José
María le ve subir y se dirige hacia allí. Los niños
y las madres están encantados con este nuevo personaje. Los
policías ven al cura. Se acercan a la plataforma.
José María ve a la policía. Con la recortada
dispara al aire. Los niños y las madres huyen gritando, dejando
paso libre a José María y dificultando la puntería
a los policías.
El cura ve de lejos al conferenciante. José María se
lanza en plancha para sacar al cura de la plataforma. Los policías
yerran el tiro y acribillan a los Reyes Magos.
Álex
de la Iglesia comentaba en un entrevista que "el terror, lo inquietante,
siempre se presenta con más fuerza si está dibujado sobre
un fondo humorístico, porque es absurdo y divertido, pero también
angustiante".
Este
viaje alucinante en busca del Anticristo se inicia con la llegada del
cura a Madrid. En la secuencia 2 de la parada del autobús podemos
ver ya parte de los elementos que forman el conjunto de la simbología
social del espacio diegético que muestra la cámara narrativa:
Vemos
a un macho cabrío cubriendo la pantalla. Oímos una extraña
música de trompeta, acompañada de un órgano casiotone
amplificado. Es un villancico. Se abre el plano y descubrimos al animal
sobre una silla. A su lado, un gitano con una vara hace que el macho
cabrío baile en la silla. Una mujer embarazada toca la trompeta.
Al fondo vemos llegar un autobús. Se para. De entre la gente
sale el cura. Cruza la calle, fijándose de reojo en los músicos.
Al fondo vemos las enormes torres Kio.
Gitana: "Una limosnita padre, por el amor de Dios, que es
para el niño".
El
cura acaba de encontrar lo que está buscando: las personas y
el lugar del nacimiento del Anticristo, pero no lo sabe todavía.
Es el inicio de un círculo de aventuras terroríficas y
de encuentros sangrientos que se cerrará horas más tarde
en el mismo lugar, pero de forma muy diferente. Paralelamente empieza
la interacción del padre Berriatúa con un mundo real,
y en concreto con la cultura popular underground y su consecuente
frustración por no saber leer los símbolos de este universo,
donde debe actuar.