¿QUÉ ES EL ESPACIO EUROPEO DE EDUCACIÓN SUPERIOR?
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La constitución del Espacio Europeo de Educación Superior nos conduce a un doble cambio. Por una parte, nos llevará a armonizar nuestras titulaciones y a diseñar las competencias que el titulado (de grado y postgrado) debe poseer. Por otra, nos obligará a cambiar la perspectiva y a pasar de una visión de la enseñanza universitaria centrada en el profesor a otra centrada en el aprendizaje de cada estudiante. Se está proponiendo, por tanto, un currículum organizado a través de la unidad de esfuerzo del trabajo de los alumnos. Es lo que se ha venido a denominar como “crédito europeo”. Sin embargo, el cambio curricular va a constituir una oportunidad que necesariamente debemos aprovechar para innovar (no sólo a nivel curricular) y mejorar el aprendizaje de nuestros alumnos y alumnas. El desafío que se nos avecina es tan motivador como complejo. Estamos intentando variar el elemento más invariable de una institución tan tradicional como es la Universidad: su cultura. Hacia un nuevo modelo de estructuración de la docencia Eso va a conllevar una serie de implicaciones para el estudiantado, pero también para el profesorado, por lo que se refiere a la planificación de su labor docente, que va a sufrir cambios y modificaciones en los objetivos, en las metodologías utilizadas, en la reformulación de las estrategias de E/A, en los procesos y sistemas de evaluación, etc… Recordemos aquí que con este nuevo sistema de estructuración curricular, el proceso E/A trasciende a las cuatro paredes del aula y pasa a ser más que nunca un proceso de construcción personal y colectiva por parte del alumno, en conjunto con el docente y sus compañeros, y que puede plasmarse en prácticas con supervisiones en terreno, trabajos de investigación individuales y en grupo, lecturas guiadas, etc. La punta del iceberg: los ECTS El primer acercamiento al nuevo modelo de concebir la universidad nos evidencia que se trata de un nuevo sistema de trabajo al que muy probablemente costará adaptarse ya que requiere de una buena predisposición tanto por parte del alumnado como por parte del profesorado para desarrollarse académicamente de una forma diferente, más centrada si cabe en el aprendizaje que en otras variables que hasta este momento se habían tenido en cuenta (y especialmente “resultadistas”). Lejos de convertirse en una estandarización de la docencia y por ende, del aprendizaje, los créditos ECTS pretenden ir más allá y otorgar el protagonismo del aprendizaje al alumn |
14/2/2007 |
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