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Finalmente, y antes de extraer conclusiones, creo que es conveniente considerar que los arquetipos utilizados para construir los personajes, son tan extremos que no dan lugar al matiz. Sin entrar en su credibilidad –achacables más a cuestiones cinematográficas que históricas – son contados los momentos “grises” – entre los que destaca el asesinato de Heliodoro en manos de Manuel – y cada personaje responde a lo se espera que el público pida de él. La polarización de los personajes es extrema en los de signo negativo –los milicianos brutales e incultos, Gerardo (mezquino portero delator de unos y otros), Lucas Maceira (comunista pasado a falangista, arquetipo de todas las bajezas humanas) y Heliodoro (especulador, perista) – hasta el esperpento en el caso del anticuario que Antonio Mercero ha caracterizado, además, de amanerado y enmadrado.

Volviendo a las tablas y su análisis, vemos que las variables más repetidas y constantes desde 1936 son:

•  El hambre y el mercado negro.

•  La represión en la retaguardia.

Además y se ha señalado la marcada diferencia en el bando republicano entre anarquistas y comunistas, sin más matices. Además, estos últimos aparecen de forma constante asociados a la represión. Creo además, que no sería exagerado afirmar que la constante represión lleva implícita la categoría inseguridad, tan evocada en los registros o las prevenciones de Melquíades a la hora de ir a la Junta del Tesoro Artístico como en la impunidad de Manuel, que asesina a Heliodoro sin que por ello vea alterada su vida. De hecho, el propio leit-motiv es significativo de esa inseguridad:

1º Los funcionarios del Tesoro Artístico olvidan una obra de arte única.

2º Un celador se lo lleva a casa, el Museo no es seguro.

3º Decide guardarlo hasta que termine la guerra lo que constituye una doble garantía:

•  Frente a la destrucción de la guerra:, para que no sufra desperfectos

•  Frente al bandidaje y caos de la situación: para evitar que sea robado.

Hambre, caos y represión...esa es la interpretación que La hora de los valientes hace sobre el Madrid entre noviembre de 1936 y abril de 1939. Pero, ¿no habla también de eso Las bicicletas son para el verano ? 14 , o saliendo de Madrid, Tierra y Libertad o Libertarias . ¿Qué es lo que, frente a “tanta película sesgada y parcial” 15 , tiene la película de Mercero para convertirla en una de las mejores películas sobre Madrid en la Guerra Civil. Lo mejor será asomarnos a la historia antes de sacar conclusiones.

 

4. Madrid: noviembre de 1936-abril de 1939

El comienzo de la película de Antonio Mercero es ligeramente confuso por varias razones...no suenan las alarmas aéreas posibilitando el bombardeo por sorpresa 16 , la radio anuncia el desfile por Madrid de las Brigadas Internacionales (8 de noviembre) y en las secuencias inmediatas veremos a Renau explicando a Timoteo Pérez Rubio que el gobierno ha decidido irse a Valencia, lo que solo pudo ocurrir el día 6 de noviembre.17 Este batiburrillo cronológico podría considerarse una licencia narrativa de Mercero sino fuese porque una de las principales características de La hora de los valientes es su “parálisis cronológica”. Es de suponer que, teniendo en cuenta que una de las variables de la interpretación de la historia es el tiempo, esto tenga su importancia. El Madrid de Mercero es igual en noviembre de 1936 que en abril de 1939: el mismo descontrol, la misma hambre, la misma represión, las mismas diferencias entre los republicanos.

Entre los días 17 y 20 de julio de 1936 la sublevación militar se extendió por España triunfando en las zonas más conservadoras del país: Galicia, Castilla la Vieja, León, Navarra y el occidente andaluz gracias a la conexión Cádiz-Sevilla-Granada-Córdoba. Fracasó sin embargo en las zonas más industrializadas y con mayor tejido político y social. En muchas de estas zonas, la frustración del alzamiento se debió más a la acción autónoma de las organizaciones políticas y obreras que al Gobierno de Quiroga. Barcelona y Madrid, representan distintos paradigmas 18 de esta dinámica, son sin duda los dos grandes fiascos de la intentona golpista.

Pero, como apunta Bahamonde, “la Guerra Civil se desencadenó como consecuencia de un doble fracaso: el de los militares sublevados, que no consiguieron hacer efectivo su golpe en el conjunto del territorio español, y el del gobierno, que se vio incapaz de restablecer el poder”19 . Ahora bien este vacío de poder en la retaguardia republicana, del que se derivarán graves consecuencias que enseguida vamos a referir, no puede extenderse más allá de septiembre de 1936. El dilema de los primeros meses revolución o victoria va a dejar paso, a partir de la constitución del gobierno de Largo Caballero, a una apuesta por la reconstrucción del poder del Estado – compartida por los partidos republicanos, la mayoría del partido socialista y el partido comunista – y que se hará más tangible a mediados de 1937 con el primer gobierno Negrín 20.

Vemos, por tanto, que el discurrir del tiempo es importante. Lo es también para la economía. El Estado republicano trató desde septiembre de 1936 sentar las bases de una economía de guerra. A pesar de los avances nunca se pudieron recuperar los niveles productos de antes de la sublevación, lo que tendrá graves consecuencias, entre ellas la imposibilidad de abastecer a Madrid, una ciudad moderna de un millón de habitantes que había visto cortadas sus líneas tradicionales de abastecimiento: Castilla y el Cantábrico.

Desde el 7 de noviembre hasta concluir la guerra, Madrid fue una ciudad sitiada y la falta de víveres 21 llegó, en los primeros meses de 1939 a rozar la tragedia . Faltaba de todo, incluso se creó una “cartilla del fumador” para el racionamiento de tabaco, y se calcula que los madrileños estaban recibiendo una media diaria de 800 a 900 calorías. El hambre hacía estragos en niños, ancianos y enfermos. Por supuesto, la evolución de las operaciones militares condicionó el abastecimiento de la ciudad. Y la necesidad llevó a la gente a falsificar recetas y hacerse las embarazadas, pero sólo de una forma evidente a partir de 1938. Esta fecha es un año especialmente duro, debido al acaparamiento y especulación del pequeño y mediano comercio, verdaderos azotes de las medidas antiinflacionistas de las autoridades republicanas, y entre los que Mercero podría haber tenido aquí personajes más creíbles que el anticuario Heliodoro.

 

Aunque en enero de 1937, la defensa republicana logró impedir ser aislada totalmente de sus fuentes de aprovisionamiento, la población sufrió un nuevo giro de tuerca en el reparto de víveres, y en marzo de ese mismo año, los responsables del abastecimiento de la ciudad tuvieron que racionar el pan.

Como vemos, el abastecimiento de Madrid constituyó uno de los mayores quebraderos de cabeza de las autoridades republicanas (luego lo sería hasta los años cincuenta de las franquistas) durante los más de dos años que duró el sitio de la capital de España. Sin embargo, el racionamiento sólo llegó en el mes de noviembre, y el hambre – gracias a la potente ayuda internacional y a los comedores sociales que funcionarán durante toda la guerra – tardará todavía un poco más en llegar. La idea de que, en noviembre de 1936, una joven que pierda a toda su familia en un bombardeo quede sin auxilio y se vea obligada a disfrazarse de embarazada para poder comer, es muy difícil de sostener. E, igualmente, son difíciles de creer los argumentos de Flora cuando propone vender el cuadro para así poder huir de Madrid, la guerra y el hambre (secuencia 20) durante los meses de noviembre y diciembre de 1936, la autoridades republicanas evacuaron a más de 200.000 personas proveyéndolas de transporte y lugares de acogida en el Levante, y el problema de la Junta de Defensa es que los madrileños no querían abandonar Madrid.22

Si los problemas de abastecimiento cambian con el discurrir del tiempo, ocurre igual con la represión en la retaguardia. Si al iniciarse el levantamiento, las distintas organizaciones políticas y sindicales ocupan la calle y en Madrid frustran la rebelión, pero también se desencadena una violenta represión incontrolada de fuerte tinte anticlerical. Es algo común en toda la retaguardia republicana, si en los tres años de guerra morirían 6.844 religiosos23 , la gran mayoría de ellos lo harían en el primer año de guerra. Ahora bien, pasadas las primeras semanas y paralelamente a la reconstrucción de la legalidad, el Estado republicano y el orden público las muertes indiscriminadas van a reducirse drásticamente.

Las ejecuciones extrajudiciales en Madrid van a tener distintas facetas –persecuciones indiscriminadas, “paseos”, checas, y hasta diciembre de 1936 sacas ilegales de presos – y va a estar muy condicionada por las acciones franquistas, tanto en el terreno de la represión como en el frente militar. Casas de la Vega ha dibujado, de forma bastante fiable, como la matanza de mediados de septiembre en Badajoz 24 y el atroz rastro de las vanguardias franquistas van a propiciar el noviembre negro, mes en el que se concentraría la represión en Madrid 25 .

Con respecto a las checas creo que conviene, y sin ánimo de profundizar sobre esta cuestión, hacer algunas precisiones. Como el vocablo procede del ruso 26 , se ha tendido a identificar las checas como centros de detención, interrogatorio, tortura y juicios sumarios vinculadas al Partido Comunista y al sentido de “justicia popular” de la CNT, cuando en realidad estaban vinculadas a todos los partidos y en su mayoría al PSOE 27 , pero también Izquierda Republicana. Así por ejemplo, las Milicias de Investigación Criminal creadas y dirigidas por el socialista Agapito García Atadell –en quien parece estar inspirado el personaje de Lucas Madeira 28 – actuaban al amparo oficioso del diputado de Izquierda Republicana y Director General de Seguridad, Manuel Muñoz. Entre las primeras disposiciones que hizo Santiago Carrillo, el 7 de noviembre de 1936 al acceder a la responsabilidad de Orden Público, fue la de clausurar las checas. No trato aquí, ni mucho menos, de exculpar a los dirigentes del PCE y las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), sino más bien de evitar que éstos se conviertan en los culpables de un proceso –la represión en la retaguardia republicana – que discurrió por diferentes etapas, en la que todos los defensores de la República estaban implicados.

 

Por tanto, como señalábamos más arriba, la historiografía profesional ha demostrado que a las persecuciones incontroladas, de las primeras semanas, le sigue la institucionalización y finalmente el fin de la represión paragubernamental e ilegal. Insisto, no se trata aquí de minusvalorar la evidente represión que existió en el bando republicano, sino de contextualizarla e interrogarnos sobre si la imagen que nos trae La hora de los valientes es adecuada y fidedigna.

Y la conclusión parece clara: noviembre fue el mes del gran pánico, pero lo fue para aquellos que habían sido detenidos en los meses anteriores y habían sido calificados como “fascistas y elementos peligrosos” en el acuerdo que el 7 de noviembre firman las Juventudes Socialistas Unificadas –que controlan la seguridad y el orden público – y la Federación Local de la CNT –cuyos milicianos controlan los accesos a la capital – para desalojar las cárceles madrileñas ante la ofensiva franquista. Los que están en esa lista serán sacados de las cárceles y ejecutados 29. Entre el 7 de noviembre y el 4 de diciembre se fusila a centenares de hombres en Paracuellos y Torrejón, pero no son detenciones indiscriminadas, más bien al contrario se tratan de ejecuciones selectivas. En noviembre de 1936 ya no hay checas, ni “paseos”, ni quema de arte religioso. Manuel no se hubiera encontrado con la detención jubilosa y estruendosa de Miralles y Lucas Maceira se habría quedado sin trabajo mucho antes del día de la boda de Carmen.

 

El clima de inseguridad y desconfianza, manifestado a lo largo de la película, carece de sentido y se ajustan mejor los estereotipos de la guerra fría que a la realidad de la vida en Madrid. Como carece de sentido la tristeza en la que, salvo el brillante momento del baile de boda, viven los madrileños. Madrid era una ciudad sitiada, de vida dura y ración cada día más corta, pero la gente no dejó por ello de acudir a tabernas, cines y espectáculos 30 , como el de la batalla área entre la caza republicana y los aviones escoltas de los bombarderos nazis. Sobre esto incide Jorge Reverte en su libro sobre batalla de Madrid, pero basta con hablar con cualquiera testigo para que el pánico que en el filme desatan las alarmas aéreas parezca cómico.

La realidad deserta del guión de Mercero y Valcárcel, no sólo en cuanto al caos de la retaguardia republicana, del abastecimiento y la represión, sino también al señalar las diferencias entre las distintas fuerzas afectas gobierno legítimo. Respecto a esta última cuestión, llama poderosamente la falta de matiz. Se establece un enfrentamiento entre lo anarquistas y un “otro” identificado a través de distintos recursos –estrellas, pañuelos y banderas rojos, vinculación con la URSS, uso del término “camarada” – con los comunistas. Esta diferencia vendría de un lugar común –tan frecuente como desenfocado – de que la desunión del bando republicano fue decisiva para su derrota. Tesis esta que, aunque sigue apareciendo en distintos manuales universitarios 31 , ha sido descartada por los expertos del período que han venido vinculando la victoria de Franco a la capacidad de recuperación, a través de la permanente llegada de armamento de refresco, posible gracias a las líneas crediticias permanentemente abiertas de alemanes e italianos 32 y la imposibilidad por parte del Gobierno legítimo de acceder a los mercados internacionales de armamento. Pero, además, las diferencias entre las distintas fuerzas políticas leales han servido después de la derrota, expiar penas, señalar como culpable al “otro” y, en definitiva, para alimentar el Olimpo mitológico de cada fuerza política republicana.

Como en las otras facetas analizadas en este epígrafe, el tiempo es también un factor decisivo para interpretar las diferencias entre las distintas organizaciones políticas que participaron en los órganos de gobierno de la República durante la guerra. Efectivamente, a diferencia del lado franquista donde no se manifestaban públicamente las diferencias entre las distintas sensibilidades de los golpistas 33, resulta inexacto hablar de bando entre las fuerzas políticas que permanecieron leales a la legalidad republicana, ya que con anterioridad al 18 de julio representaban distintas opciones ideológicas y, naturalmente, estas diferencias fueron puestas de manifiesto por los aparatos de propaganda a lo largo del período. Sin embargo, a pesar de la discrepancia existente, y que las frustraciones militares del año 1938 acabarán por convertir en irreconciliables, creo que conviene destacar la actividad unitaria de distintas fuerzas políticas, sindicales y sociales. Actividad unitaria que no sólo se limitaba a la represión, como se señaló arriba, sino que posibilitó la defensa de Madrid, u operaciones tan sofisticadas como la evacuación del Museo del Prado, trama de fondo de La hora de los valientes .

No es lugar este para repetir lo que Alfonso Arteseros y Alberto Porlan han narrado en sus recientes documentales (2004) Salvemos el Pardo y Las cajas españolas sobre el esfuerzo que hombres y mujeres de muy distinta condición social y compromiso político e ideológico realizaron para poner a salvo, no sólo las grandes obras maestras del Patrimonio Artístico español, sino miles de obras de arte de todo tipo . La República se esforzó, hasta el último minuto de su existencia, por salvar el Tesoro Artístico y por garantizar –a través del acuerdo de Figueras 34 – que éste regresase integro a España. Baste traer aquí, como símbolo de la energía puesta en ese empeño, la imagen de los soldados del Ejército Popular, acosados por la aviación franquista, que al romperse el eje del camión llevan con sus propias manos la preciosa carga hasta cruzar la frontera.

La evacuación de Museo del Prado y, en un sentido más general, el despliegue realizado por las autoridades republicanas para salvar, catalogar y conservar el arte existente en España constituyó una obra de precisión tan singular como poco conocida. En realidad, como ya se señaló más arriba, la posibilidad de que los trabajadores de la Junta Central del Tesoro Artístico, o de la Junta Delegada de Madrid, se olvidasen un cuadro es imposible. La imagen que plantea Mercero de desorganización, en el que los cuadros se descuelgan precipitadamente, se los cubre precariamente con mantas o se cierran las cajas a martillazos no puede ser más alejada de los sucesos históricos 35 .

Me gustaría detenerme, un momento, en una secuencia de La hora de los valientes , de gran contenido simbólico y que es uno de los nudos narrativos del filme. Una secuencia que impide la devolución del cuadro, y en la que convergen todos los elementos ideológicos que se tratan en la película: la detención del profesor (secuencia 17)36 . Beatriz García Andrés y Dolores Iglesias Currás, en su artículo “El cine y la Guerra Civil española” publicado en Cuadernos de Educación Multimedia , una publicación de Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, dicen de esta escena:

También en la película [están analizando La hora de los valientes ] aparecen escenas que muestran acciones de la barbarie republicana como por ejemplo ocurre en la escena en la que Ramón Millarés (sic) responsable de dictaminar las obras que debían de trasladarse a Valencia, muere en manos republicanas por esconder en su casa a un cura hermano de su esposa, todo ello bajo los gritos de ¡Viva la revolución!,¡Mueran los curas!, ¡Muerte al fascismo!, ¡Viva Rusia! Y ¡No pasarán!, escena en la que además se queman una gran cantidad de obras de arte sólo por el hecho de ser obras de carácter religioso.37

 

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NOTAS Y REFERENCIAS

 

 

14 “Las bicicletas son para el verano, de Jaime Chavarri que reflejan la guerra en (...) Madrid deja bastante que desear en cuanto al gui ó n y al desarrollo de la historia, un tanto t ó pica y sesgada ” . “ Santiago de Pablo, “Memoria e imagen...”.

15Cfr. Ibid ., pp. 39-40.

16 En noviembre eran difíciles sorpresas de ese tipo, la primera bomba sobre Madrid cayó en agosto.

17 La primera Brigada Internacional -las XI Brigada Mixta- llegó a Madrid el 8 de noviembre. Resulta interesante señalar que en la película se hace alusión tanto a las Brigadas como a los rusos, pero en ningún momento se habla de alemanes o italianos, a pesar de que son aviones de estas nacionalidades los que bombardean la ciudad. Respecto a la decisión de evacuar Madrid se tomó, en el Consejo de Ministros, entre las 11 y las 16 horas del día 6 de noviembre. Esa misma tarde el Gobierno evacuaba Madrid.

18Véase por ejemplo las impresiones de dos testigos extranjero: Franz Borkenau, El Reñidero español: la Guerra Civil Española Vista Por un Testigo Europeo , Barcelona, Península, 2001. Frank Jellinek. La Guerra Civil en España , Madrid, Júcar, Madrid, 1978

19 Ángel Bahamonde (coord.) Historia de España. Siglo XX. 1875-1939 , Madrid, Cátedra , 2000 p. 640.

20 Cfr. Ibíd ., pp. 641-642.

21 Una aproximación básica al Madrid durante la guerra en “ La vida cotidiana en Madrid durante la Guerra Civil, 1936-1939 ”. Web realizada por l@s estudiantes de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid para la asignatura Historia de Madrid en la edad contemporánea , curso 1997-1998. http://www.ucm.es/info/hcontemp/madrid/guerra%20civil.htm

22 Jorge M. Reverte. La Batalla de Madrid , Barcelona, Crítica, 2004, p. 517.

2312 obispos, 283 monjas, 4.184 sacerdotes y 2.365 monjes. G. Jackson, en La República española y la Guerra Civil , Barcelona, Crítica, 1976, p. 459.

24 En septiembre en la plaza de toros de Badajoz, se fusilaron 2000 personas en 24 horas, Luis Enrique Delano, Cuatro meses de guerra civil en Madrid Santiago de Chile, Panorama, 1937, p. 36.

25 El autor arroja la siguiente evolución en el número de víctimas de la represión en Madrid: 3.077 (1936), 177 (1937), 32 (1938) 3 (1939) en Rafael Casas de la Vega, El terror. Madrid, 1936. Investigación histórica y catálogo de víctimas identificadas , Madridejos, Fénix, 1994 p. 247.

26 El termino Checa viene del ruso ?K cuya transcripción latina es ChK (Cherezuytchainaya Komissia) y fue creada Félix Dzerjinsky siguiendo las instrucciones de Lenin sobre la necesidad de dotar al nuevo poder soviético de un fuerza especial de inteligencia se constituyo en 1918 como una organización de carácter provisional, de ahí su nombre completo “Comisión extraordinaria para la lucha contra el sabotaje y la contrarrevolución”

27 Cfr. Javier Cervera Gil, Madrid en guerra. La ciudad clandestina, 1936-1939 , Madrid, Alianza, 1998, pp. 60-105

28 “Uno de los más célebres chequistas es el tipógrafo Agapito García Artadell. No sólo es el fundador de las Milicias de Investigación Criminal, sino que a sus órdenes han actuado dos brigadillas que han llegado a alcanzar notoriedad (...) que han sido aplaudidas en muchas ocasiones (...) por su eficaz acción contra la quinta columna. La brigada del Amanecer (...) (...) Atadell se ha marchado de Madrid. Tiene razones para ello: se acercan los franquistas, desde luego: pero, sobre todo, porque bajo su aparente actividad política de entusiasmo depurador, él y sus dos lugartenientes (...) se han dedicado a extorsionar a los detenidos para obtener dinero y joyas en abundancia. El control progresivo que las instituciones republicanas empiezan a ejercer sobre los mecanismos de represión le ha liquidado el negocio. La institución que dirige le ha servido para justificar un viaje muy importante a Marsella (...) han dejado muchos cadáveres y algunos supervivientes que piensan que les pueden servir de algo en caso de apuro, como la hermana de Gonzalo Queipo de Llano”. Jorge M. Reverte. La Batalla de Madrid , cit., pp 211. Cabe preguntarse si la madre de Heliodoro, con fuerte acento sevillano, no es sino en realidad un homenaje a Rosario Queipo de Llano, que estuvo detenida en la checa de García Artadell.

29 Jorge M. Reverte. La Batalla de Madrid , p. 227.

30Ibid , p. 352.

31 Originariamente a la República no le faltaron recursos militares, aunque los generales desempeñaron un papel más importante en el bando adversario y la oficialidad joven militara con ellos en su mayoría. En realidad, las fuerzas estaban equilibradas. Si los sublevados contaban con el ejército de África, la porción más valiosa, la ventaja del Gobierno era clara en la aviación y en la flota. Además, el Frente Popular disponía de las capitales más importantes, la industria y las reservas de oro del Banco de España. Por lo tanto, un factor decisivo en el desarrollo de la guerra fue el proceso revolucionario que estalló en la zona controlada por el Frente Popular. Javier Tussel, Historia del Mundo Contemporáneo. Curso de Acceso directo . Editorial Universitas, 1997.

32 Vid. Ángel Bahamonde (coord . .) , ”La Guerra Civil (1936-1939)”, en Historia de España , pp. 639-687.

33 Pero, en el fondo, sí había diferencias. Por un lado, monárquicos que a su vez se dividían en partidarios de Alfonso XIII y carlistas; por otro, los falangistas, que eran partidarios de su revolución nacional sindicalista. La habilidad de Franco fue imponer su criterio y crear el partido único: Falange Española Tradicionalista de las JONS (decreto de unificación de 20/4/1937), o el llamado Movimiento Nacional .

34A finales de diciembre de 1938, el pintor José María Sert inició las gestiones personales para que la Oficina Internacional de Museos, dependiente de la Sociedad de Naciones, interviniese para salvar las obras en peligro. Sert logró implicar a los museos europeos y de allí surgió el Comité Internacional para el Salvamento de los Tesoros de Arte Españoles sin ningún tipo de personalidad jurídica, ni reconocimiento internacional, aunque si con el apoyo oficioso de algunos gobiernos y económico del Louvre. Dos delegados de este organismo, el francés Jacques Jaujard y el británico Neil MacLaren, viajaron hasta el norte de Cataluña y entraron en contacto con el Dr. Juan Negrín, Presidente del Gobierno, y Julio Álvarez del Vayo, ministro de Estado, que contaron con el asesoramiento jurídico de Miguel A. Marín y técnico de Timoteo Pérez Rubio. Las negociaciones, que fueron muy duras y se centraron en dos preocupaciones del Gobierno de la Republica: a) la devolución de las obras una vez acabada la guerra; y b) las garantías necesarias para que no fueran objeto de embargo en su traslado al extranjero y utilizadas como pago de la ayuda de guerra. Finalmente, el Acuerdo de Figueras fue firmado la noche del día 3 de febrero de 1939 y la evacuación de las obras de arte se inició aquella misma noche y finalizó el día 9, en camiones cargados y conducidos por las fuerzas republicanas, dirigida la evacuación por los responsables de la Junta Central del Tesoro Artístico con la colaboración de los miembros del Comité Internacional . Alfonso Arteseros, Salvemos el Prado.

35 Las medidas de protección de las obras de arte del Prado constituyeron un ejemplo para los conservadores de otras pinacotecas durante la II Guerra Mundial. Cada cuadro disponía de un embalaje hecho a medida, barnizado contra incendios y cerrado con tornillos. Alberto Porlan, Las cajas españolas . La ambientación tanto del Museo del Prado, como de la Junta Delegada de Madrid, tienen más aspecto de “rastrillo de las pulgas” que de la exhaustiva clasificación y cuidadoso almacenamiento al que las obras de arte eran sometidas en el Museo del Prado, Museo Arqueológico e Iglesia de San Francisco el Grande.

36 En realidad, todo intento de devolver el cuadro se ve frustrado por la desconfianza hacia la autoridad. Desconfianza que queda subrayada por el carácter prepotente, tosco e inculto de los milicianos y responsables políticos que encarnan el poder republicano, como puede observarse en la secuencia 22 .

37Beatriz García Andrés y Dolores Iglesias Currás, “El cine y la Guerra Civil española”, en Cuadernos de Educación Multimedia , nº 9, 2000. Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, disponible en http://www.ucm.es/info/multidoc/multidoc/revista/num9/cine/guerra-civil/actuales.html [último acceso febrero, 2006]