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El debate sobre el término Nouvelle Vague

A la hora de hablar de la Nouvelle Vague y de clasificar a sus miembros, la historiografía no tiene una postura definida. Una tradición, fundamentada en los análisis contemporáneos al nacimiento del movimiento, tiende a englobar dentro de la etiqueta Nouvelle Vague a todos los cineastas que rompieron con la dinámica de la Qualité y con su sistema de producción habitual. Así, al nombre Nouvelle Vague responde tanto el grupo de Cahiers du cinéma, como algunos componentes de la Rive Gauche literaria que se dedican al cine, junto con los precursores de la renovación moderna como Roger Vadim y algunos cineastas que, sin pertenecer a ningún grupo, tienen una personalidad y trayectoria que manifiestan una nueva concepción del cine. Ya en 1960 André S. Labarthe engloba bajo el término Nouvelle Vague a un amplio grupo de cineastas que cultivan tanto el documental como la ficción. En 1962, Georges Sadoul emplea el término en este sentido amplio; e igualmente lo hace el mismo año Raymond Borde, con una intención de crítica negativa hacia el movimiento. En 1965 Carlos Fernández Cuenca continúa con esta línea. En 1968, Pierre Leprohon matiza un poco más y dentro de los jóvenes que rompen con la tradición, entre los que incluye a Vadim, Astruc, Malle o Camus, distingue a los miembros de Cahiers de cinéma como un grupo de críticos que pasan a la realización cinematográfica, pero sin excluir a los demás de la etiqueta Nouvelle Vague. En esta línea continúa René Prédal y, ya en décadas posteriores, Giandomenico Curi, Guy Hennebelle y Alfonso Sánchez en los setenta; Pierre Kast, Marcel Martin, José Aibar y Ángel Luis Hueso en los ochenta; José María Caparrós, Colin Crisp, Jean Douchet, Antoine de Baecque, Jean-Pierre Jeancolas y Michel Marie en los noventa.6

Frenta a esta postura, otros historiadores hablan de Nouvelle Vague para referirse únicamente a los miembros de la revista Cahiers du cinéma, distinguiéndolos de otros grupos en función de la ideología política, la moral y la visión del cine que tienen. Así, Jacques Siclier en 1962 habla de los cineastas de Cahiers de cinéma como únicos componentes de la Nueva Ola y se refiere a otros para señalar sus semejanzas o diferencias con éstos, pero sin considerarlos miembros del movimiento. Claire Clouzot, en 1972, hace un estudio del cine posterior a la Nouvelle Vague, excluyendo de este movimento a Resnais y los miembros de la Rive Gauche, a Rohmer -por considerarlo un autor con una coherencia propia al margen de cualquier movimiento junto con Demy y Baratier-, a Vadim y Varda, e igualmente a todos los realistas y documentalistas, incluidos Chris Marker o Jean Rouch. En 1998, Esteve Riambau se refiere a los miembros de Cahiers du cinéma como Nouvelle Vague y habla igualmente de otro grupo de cineastas que tienen un modo distinto de hacer cine pero sin pertenecer a dicho movimiento, aunque al referirse a Varda y Marker dice de ellos que contribuyen a la consolidación de la Nouvelle Vague7. Esta clasificación que identifica a la Nueva Ola francesa con Cahiers du cinéma y lo distingue de otros grupos que hacen también un cine alternativo al convencional, es producto, tal y como apunta René Prédal, de una reflexión política que no tiene tanto peso visto con perspectiva histórica.

En el momento del desarrollo de esta Nouvelle Vague, ya se dio un debate en torno al fenómeno. Gran parte del peso de este debate recae en cuestiones políticas a las que los jóvenes miembros de Cahiers no quieren hacer referencia. Los coetáneos miran perplejos la eclosión de nuevos cineastas que, apoyados en el éxito comercial de sus inicios, pretenden transmitir toda una mentalidad de cambio en la sociedad. La situación política, con el nuevo gobierno de De Gaulle que quiere mentalizar a la sociedad del renacimiento de Francia, influye en el eco que este fenómeno tiene en la prensa. Por este sesgo de politización los miembros de Cahiers du cinéma no emplean en los primeros años el término Nouvelle Vague para definirse a sí mismos.

Pese a las dificultades para encuadrarlo, el nuevo cine se populariza con el nombre Nouvelle Vague y bajo esta etiqueta ha llegado hasta nuestros días como un movimiento que recoge entre sus filas a miembros muy dispares en estilo, ideología e intenciones, pero que llegarán a cambiar el modo de producción, la estética y los contenidos de las películas francesas.

Pretender identificar el término únicamente con los miembros de Cahiers du cinéma resulta una reducción, dada las influencia que otros muchos cineastas, no relacionados con la revista, tuvieron en este fenómeno. Además, el hecho de que unos críticos como los de Cahiers pasaran a la realización no parece que tenga la relevancia suficiente para que se asigne sólo a ellos un término que en sus orígenes hace referencia a un fenómeno mucho más amplio. De hecho, el término Nouvelle Vague nace como un concepto más amplio que el movimiento cinematográfico y se entiende su vinculación con el cine en un sentido sociológico: películas que muestran las nuevas costumbres y la moral social emergente de un modo aparentemente franco y lleno de frescura8. El arquetipo está en la película Et Dieu crea la femme (1956) de Vadim, con una Brigitte Bardot que encarna cierto sentido de libertad y modernidad. Por otro lado, ni siquiera los miembros de Cahiers du cinéma tomados como grupo son homogéneos en su producción cinematográfica, como no lo es el conjunto de todos los cineastas vinculados con la Nueva Ola gala.

Por tanto, dejando a un lado los matices ideológicos, políticos e incluso en algunos casos cronológicos, resulta más apropiado utilizar el término Nouvelle Vague para designar la amalgama de cineastas que proponen un cine alternativo al convencional, tanto en los modos de producción como en la estética y los contenidos. Este cine supone la apertura de una brecha que da pie a los cineastas a actuar con mayor autonomía y desarrollar así su creatividad artística. Lo cual no quiere decir que en épocas anteriores del cine francés no existieran directores de cine que llevaran a cabo algunas producciones independientes o que innovaran técnicamente y en contenidos, algo que a partir de 1958 pasa de ser un fenómeno aislado a tener una importancia nunca vista hasta entonces.

 

Precursores, predecesores e influencias

En los años previos al comienzo de la Nouvelle Vague hay algunos directores que, sin llegar a formar parte de las filas del movimiento, están vinculados de algún modo con esa revolución cinematográfica. Entre ellos se encuentran tres cineastas que, cada uno en un sentido, sientan precedentes de los cambios de la Nouvelle Vague, siendo ya ellos mismos representantes del cine moderno: Jean-Pierre Melville, Alexandre Astruc y Roger Vadim9.

Jean-Pierre Melville practica, desde sus comienzos con Le silence de la mer (1949), métodos de rodaje que son un precedente de los que usan los miembros de la Nouvelle Vague. Cuando en 1944 solicita el carnet profesional para poder dirigir esta película, el sindicato se lo niega por carecer de experiencia previa. Dado el círculo vicioso, Melville decide en 1947 producirla por su cuenta con un equipo técnico mínimo, un presupuesto bajo, actores desconocidos, decorados naturales y sin la autorización del Centre National de Cinématographie. Así, Melville inicia la revolución económica característica de la Nouvelle Vague. En su cuarta película, Bob le flambeur (1956) realiza una síntesis entre el documental, el cine negro norteamericano y el realismo poético que continúa en Deux hommes dans Manhattan (1959). Jean-Pierre Melville, en esta época, está en perfecta sintonía con los miembros de la Nouvelle Vague, a quienes incluso llega a apadrinar. Poco a poco se va alejando de ellos, adoptando una postura de ataque al cine de autor, aunque su producción nunca llega a perder ciertas características de un estilo personal.

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NOTAS Y REFERENCIAS


6. Cfr. Aibar, José et al., "Cien nombres para una nueva ola" en Nouvelle Vague cien nombres para una nueva ola, Els quaderns de la mostra nº 3, Fernando Torres, Valencia 1984; Borde, Raymond y cols., Nouvelle Vague, Serdoc, Lyon, 1962 ; Baecque, Antoine de, La Nouvelle Vague, portrait d'une jeneusse, Flammarion, Paris 1998; Caparrós Lera, José María, Introducción a la historia del arte cinematográfico, Rialp, Madrid, 1990; Crisp, Colin, The classic french.…, op. cit.; Curi, Giandomenico, Il cinema francese della Nouvelle Vague, Nuova universale studio, Roma 1977; Douchet, Jean, Nouvelle Vague, Cinémathèque française, Hazan, 1998; Fernández Cuenca, Carlos, Testimonios de la Nouvelle Vague, Filmoteca Nacional de España, Madrid 1965; Hennebelle, Guy, Los cines nacionales contra el imperialismo de Hollywood, nuevas tendencias del cine mundial 1960-1975, Fernando Torres, Valencia 1977; Hueso, Ángel Luis, El cine y la historia del siglo XX, Universidad de Santiago de Compostela, 1983; Jeancolas, Jean-Pierre, Historia del cine francés, Acento, Madrid 1997; Kast, Pierre, "La nueva ola", Nouvelle Vague, cien nombres para una nueva ola, Els quaderns de la mostra nº 3, Fernando Torres, Valencia 1984; Labarthe, André S., Essai sur le jeune cinéma français, Losfeld, París 1960; Leprohon, Pierre, Historia del cine, Rialp, Madrid, 1968; Marie, Michel, La Nouvelle Vague, une école artistique, Nathan, París, 1997; Martin, Marcel, Le cinéma français depuis..., op. cit.; Prédal, René, "1958-1965 La Nouvelle Vague française", en CinémAction nº 55 Les grandes écoles esthétiques (réuni par Guy Hennebelle), abril 1990, CinémAction-Corlete; Sadoul, Georges, Le cinéma…, op.cit.; Sánchez, Alfonso, Iniciación al cine moderno Vol I, Magisterio Español, Madrid 1972.

7.Jean-Michel Frodon, en un intento de clarificación, habla de Cine joven para referirse a cierto cambio de sensibilidad en el mundo cinematográfico del momento, en función de un cambio en las costumbres y en la moral social que se da en esos años. Dentro de este Cine joven se refiere el Cine moderno como el de aquellos que llevan a cabo una revolución en el modo de la realización cinematográfica. Emplea el término Nouvelle Vague para referirse al núcleo de Cahiers du cinéma dentro de este Cine moderno, distinguiéndolo del Cine nuevo, cuyas obras tienen un fondo más ideológico, mayor reflexión política sobre la sociedad y no tanto sobre el cine en sí. Cfr. Frodon, Jean-Michel, L'âge moderne du cinéma français: de la Nouvelle Vague à nos jours, Flammarion, París 1995, p. 23. Para una mayor información véase Clouzot, Claire, Le cinéma français depuis la Nouvelle Vague, Fernand Nathan-Alliance Française, 1972; Riambau, Esteve, El cine francés 1958-1998, de la Nouvelle Vague al final de la escapada, Paidós, Barcelona, 1998; Siclier, Jacques, La nueva ola, Rialp, Madrid, 1962.

8. El término Nouvelle Vague para designar a esta generación aparece impreso en 1957 cuando Françoise Giroud publica en L'Express un artículo titulado "La Nouvelle Vague arrive", en el que realiza un estudio sociológico sobre los jóvenes entre 18 y 30 años que, en el futuro, tendrán el poder en Francia.

9. Cfr. Curtelin, Jean, "Marée montante ?", en Borde, Raymond y cols., Nouvelle Vague…, op. cit., pp. 95 y 96.