LOS NIÑOS DE RUSIA. JAIME CAMINO VUELVE A RECUPERAR LA MEMORIA HISTÓRICA

 

Título original: Els nens de Rússia. Producción: Tibidabo Films (España, 2001), con la participación de Televisión Española, Televisió de Catalunya, Vía Digital, Ministerio de Cultura y Diputació de Barcelona. Productor: Jaime Camino. Director: Jaime Camino. Guión: Jaime Camino, basado en una idea de Román Gubern.. Fotografía: Martín Ardanaz, Arturo Olmo y Rafael Solis. Montaje: Nuria Ezquerra. Ayudante de dirección: Paco Siurana. Sonido rodaje: José M. Bloch. Técnico mezclas de sonido: Ricard Casals. Indagación histórica: Dolores Cabra. Idea: Román Gubern. Diseño: Yves Zimmermann y America Sánchez. Música original: Albert Sánchez. Color/Blanco y negro - 93 min.

Afortunadamente, hay promesas que no llegan a cumplirse. Jaime Camino, sin lugar a dudas, el mejor cronista cinematográfico español que ha retratado nuestra guerra civil, anunció a mediados de la década de los 90 su retirada como director para dedicarse a la escritura. Producto de ello fueron Moriré en Nueva York (1996) y El oficio de director de cine (1997). Tras de si dejaba una filmografía parte de la cual estaba dedicada a la contienda española: España otra vez (1968) -primer homenaje del cine español a un combatiente de las Brigadas Internacionales-; Las largas vacaciones del 36 (1976) -retrato de varias familias en un pueblo cercano a Barcelona lo largo de los casi tres años de conflicto-; La vieja memoria (1977) -documental que recoge el testimonio directo de los que hicieron la guerra en ambos bandos-; Dragon Rapide (1986) -narra la historia de los 15 días previos a la rebelión militar-; y El largo invierno (1992) -crónica de una familia dividida tras la victoria franquista.
Camino conoció, a través de unos familiares, la odisea de millares de niños españoles que fueron evacuados por la República a distintos países para alejarles del hambre y de los bombardeos. Unos tres mil fueron acogidos en la Unión Soviética. Pero dejemos que sea el propio Camino quien explique los motivó de su regreso tras la cámara:

"Habiendo conocido de cerca esa experiencia (tres de mis primos fueron niños de Rusia) me parecía inaplazable conservar la memoria de aquella peripecia, hacerlo de una forma directa, prescindiendo de cualquier elemento de ficción para dejar desnudo el testimonio palpitante... Víctimas, como tantos otros, de una época agitada y crucial de la historia de Europa, sus vidas y sus recuerdos son testimonios vivo de ellos, y esta película intenta solamente evitar, sin conclusiones, sin juicios de valor, que todo ello se pierda barrido por el vendaval del olvido. El espectador es, pues, quien tiene la palabra" ("La voz de la memoria", ABC Cultural, 24-XI-2001, p. 45).


Los tres primos de Jaime Camino, hijos de un hermano de su madre, que era gobernador civil de la República en Guadalajara, son los gemelos Ernesto y Francisco Vega y Piedad, la hermana mayor, que regresaron en 1956. Las ironías del destino provocaron que uno de ellos prestara servicio como chofer del Parque Móvil a un teniente general que, probablemente, firmara en 1939 la orden de fusilamiento de su padre. El marido de su prima, Ernesto Larreátegui, fue encarcelado en diversas ocasiones por participar en actos contra el régimen franquista.
Pero volviendo al origen de la historia, la República española, viendo en 1937 que la guerra se alargaba, decidió evacuar a un determinado número de niños a distintos países extranjeros: Gran Bretaña, Francia, Bélgica, México y la Unión Soviética fueron los principales destinos. Jaime Camino rodó alrededor de 40 horas de película, en que antiguos niños que fueron instalados a la URSS relatan sus trayectorias, penas, frustraciones y alegrías a lo largo de todos estos años. Los protagonistas del documental son los siguientes.

NOMBRE
PERFIL
RESIDENCIA ACTUAL
Ernesto Vega de la Iglesia
Evacuado a los 9 años
España
Francisco Vega de la Iglesia
Evacuado a los 9 años
España
Piedad Vega de la Iglesia
Evacuada a los 13 años
España
Araceli Sánchez
Evacuada a los 14 años
España
Adelina Álvarez
Evacuada a los 12 años
España
Juanita Prieto
Evacuada a los 12 años
España
Serafín González
Evacuado a los 10 años
España
Francisco Peñafiel
Evacuado a los 8 años
España
Marino Polo
Evacuado a los 12 años
España
Manuel Arce
Evacuado a los 8 años
España
Luis Fuenturbel
Evacuado a los 10 años
España
Leoncio Casas
Evacuado a los 11 años
España
Alberto Fernández
Evacuado a los 8 años
Moscú
Francisco Mansilla
Evacuado a los 10 años
Moscú
Josefina Iturrarán
Evacuada a los 12 años
Moscú
Esperanza Rodríguez
Tutora de los niños
Moscú
Oleg Nechiporenko
Exagente de la KGB
Moscú
Pilar Macrina García
Evacuada a los 9 años
La Habana
Antonio Martínez
Evacuado a los 14 años
La Habana
Vicente Delgado
Evacuado a los 14 años
La Habana


Todos los niños entrevistados coinciden en afirmar que su partida fue dolorosa, pero con la esperanza de regresar tras la victoria republicana. A su llegada recibieron un buen trato, como no podía ser menos de un país que decía ser amigo de la llamada España leal. Recibieron una serie de atenciones difíciles de encontrar en su país natal: comida abundante, asistencia médica, practicaban deportes y les asignaron escuelas en las que la enseñanza era en castellano. La situación cambió con la victoria franquista, primero, y tras la Segunda Guerra Mundial, poco después. Cuando el Ejército alemán invadió la URSS, las autoridades soviéticas decidieron trasladarlos hacia lugares alejados del frente como los montes Urales y al Asia Central. Por supuesto, sus condiciones variaron: las temperaturas eran extremadamente bajas a causa del crudo invierno, así como la escasez de alimentos y medicinas son un ejemplo. Ahora la enseñanza era en su mayor parte en ruso. Los mayores, además de estudiar, debieron trabajar en los campos para asegurar la provisión de alimentos. El Comisariado de Educación realizó una inspección médica en el curso 1941-42 determinando que más del 50% de los alumnos sufrían tuberculosis, mientras que alrededor de un 30% se encontraba en un estado de pretuberculosis. Finalmente, un 15% de los estudiantes murieron.
Con la derrota de los nazis esos niños ya adultos vivieron en sus carnes los problemas propios de la guerra fría, aunque su deseo de regresar a España seguía vio en la mayoría de ellos. Este sueño no se pudo efectuar hasta 1956. El acuerdo entre los Gobiernos soviéticos y español se hizo a través de la Cruz Roja, con mediación de la ONU. Pudo volver todo aquel que quisiese, pero con la promesa de que en el plazo de un año, si así lo estimaban, podrían viajar de nuevo a la Unión Soviética. Las mujeres lo tuvieron peor que los hombres ya que si estaban casadas con un ruso la única manera de abandonar el país era divorciándose, a diferencia de los varones que podían dejar a sus esposas sin problemas. De los 3.000 niños regresaron unos 1.500. La mitad de estos últimos retornaron a la URSS porque no se adaptaron a la España franquista al comprobar que, después de 20 años, los sentimientos entre padres e hijos se habían quebrado por la larga ausencia de tiempo. Los que se quedaron en España sufrieron un doble filtro: las autoridades franquistas los veían como agentes comunistas, mientras que la CIA y el MI-6 británico interrogó a los que habían trabajado en lugares de responsabilidad para averiguar secretos militares. Los que no se adaptaron a la España de Franco y emigraron a la Unión Soviética fueron vigilados por el KGB por si eran agentes de un país occidental capitalista.
Un cierto numero de los que no se encontraban a gusto en el Estado español en lugar de instalarse de nuevo en la URSS se dirigieron a Cuba, cuando Fidel Castro derrotó al régimen de Fulgencio Batista. Una mujer que en la actualidad vive en la isla caribeña define en el film su situación durante todo este tiempo:

"Cuando volví a España yo era la rusa, al regresar a la URSS pasé a ser la española y cuando me trasladé a Cuba me convertí en la hispanosoviética ".

Todos los testimonios que aparecen en la película demuestran que el exilio crea desarraigo al perder sus raíces, dolor por la lejanía del entorno familiar y de amistad; frustración por la impotencia al no poder regresar a su país natal junto a los suyos; y sensación de pérdida por los años transcurridos y que nunca más volverán.
Jaime Camino demuestra en Los niños de Rusia, una vez más, que su trayectoria cinematográfica está marcada por la independencia, mientras que su estilo creador, sencillo y transparente, está muy cuidado. La fuerza del documental radica en la forma de retratar sus vivencias. Camino ha optado por incluir ideologías y reflexiones diferentes: personas que se muestran críticas y otras que no.
Algún entrevistado apunta que el Partido Comunista de España (PCE) les tomó como rehenes. No le falta razón porque la inmensa mayoría de los jóvenes que fueron evacuados a otros países europeos regresaron a España una vez acabada la contienda. Aun así, la inmensa mayoría reconocen que repetirían la experiencia y agradecen las atenciones prestadas por el Gobierno soviético en un primer momento.
Los antiguos niños que continúan viviendo en Rusia y las demás repúblicas de la antigua Unión Soviética son actualmente cerca de 450. Cobran una pensión equivalente a 40 euros. Fue gracias a una iniciativa de Manuel Fraga -un ministro franquista que se ha adaptado a los nuevos tiempos- que se arbitró una pensión suplementaria equivalente a 115 euros mensuales por parte del Gobierno español, lo que les permite subsistir mejor que la media de los pensionistas rusos.

Francisco Mansilla, uno de los protagonistas de Los niños de Rusia, ha estudiado en los archivos del Centro español de Moscú (ubicado en la antigua sede del PCE). Su investigación recoge desde las edades de los niños al llegar a la Unión Soviética (entre dos y 15 años) hasta su lugar de origen (principalmente del País Vasco y Asturias) o el número de fallecidos durante la Segunda Guerra Mundial (201, de ellos, 50 en el sitio de Leningrado), o los detenidos por diversas causas y que terminaron en el gulag: 108 (Cfr. LÓPEZ, L. M. "Camino rescata a los niños de la guerra", El País, 15-III-2001, p. 35).

Precisamente, en el documental de Jaime Camino se encuentra a faltar alguno de estos testimonios. Su no inclusión tal vez se deba a que han fallecido o los que sobrevivieron prefieran continuar en el anonimato y no recordar sus crudas experiencias. La única salida por la que optaron algunos de los antiguos niños para salir de las penurias económicas y del hambre fue delinquir o prostituirse. Las prostitutas eran denominadas eufemísticamente tranvías debido a que pasaban de mano en mano de un hombre a otro. Estas y otras penalidades provocaron que antiguos dirigentes del PCE protestaran por el trato que recibían no sólo los jóvenes sino todos los republicanos españoles. Valentín González "El Campesino" manifestó sus quejas, siendo internado en un gulag del que posteriormente logró escapar. José Díaz, secretario del PCE comprobó con impotencia como sus quejas relacionadas con la situación de los españoles en la URSS no eran atendidas. Poco a poco fue cayendo en una postración progresiva hasta que el 19 de marzo de 1942 cayó del cuarto piso en el que vivía, muriendo en el acto. Se hablo de suicidio, pero también de asesinato.
La persona del PCE encargada de velar por los refugiados españoles acogidos en la Unión Soviética fue Dolores Ibárruri "La Pasionaria". En este sentido, la historia de los niños de Rusia constituye un autentico drama, debido al silencio de los jerarcas del PCE en aquel proceso de humillaciones y vejaciones que sufrieron algunas personas. De hecho, Antonio Elorza y Marta Bizcarrondo, dos historiadores de los que no se puede decir que les guíe una obsesión anticomunista sino que, por el contrario, han estado relacionados con la izquierda, ya demostraron, tras consultar los archivos soviéticos relacionados con el PCE que este partido dependió, hasta el final de la guerra civil, de las consignas del Kremlin. (ELORZA, A.; BIZCARRONDO, M. Queridos camaradas. La Internacional Comunista y España: 1919-1939. Barcelona: Planeta, 1999). Nada hace sospechar que cambiara la situación tras esa fecha.
En definitiva, Los niños de Rusia es documento histórico que cualquier historiador o investigador que estudie esta época debería consultarlo. Los protagonistas de aquella epopeya han tenido la oportunidad de explicar sus vivencias. Evidentemente que no se ha podido incluir todo el metraje rodado. Quién desee consultarlo tendrá que dirigirse a la Filmoteca española ya que su director ha depositado todo el material filmado en este archivo cinematográfico.

 

MAGÍ CRUSELLS